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domingo, 21 de septiembre de 2008

Los materiales agresivos y tóxicos para nuestro mundo: la ecología

Séptima parte de doce.
Presentado originalmente como Trabajo de Ingreso
a la Maestría en Arquitectura Tecnología,
aprobado y publicado por la

División de Estudios de Posgrado e Investigación,
Edificio de la Unidad de Posgrado,
Facultad de Arquitectura de la UNAM, México.
Mayo - Julio de 1996.
Los materiales agresivos y tóxicos para nuestro mundo: la ecología

Al final del Siglo XX, la humanidad se encuentra en medio de diversos problemas que merecen toda la atención y la participación posible. El problema de la contaminación, la desforestación, la extinción de las especies(21) y la generación de basura atañe directamente a la industria de la construcción. Los arquitectos somos responsables directos de estos problemas al momento de diseñar o edificar. En el proceso de gestación del proyecto, el arquitecto determina la ubicación del edificio sobre el terreno, y generalmente toma el mejor lugar. Si, aquel lugar que es más bello y soleado, que posee un microcosmos ecológico propio, con bellas plantas, insectos y animales. Al momento de iniciar la construcción, destruimos ese sistema biológico, envenenamos permanentemente el suelo con cal, cemento, ácidos, y generamos basura y cascajo. La destrucción no se limita a nuestro terreno, ya que durante el proceso de construcción generamos nubes densas de tierra, polvo y cal, que se esparcen sobre nuestros vecinos. Los mismos camiones, grúas, trascabos y excavadoras que utilizamos generan ruido, monóxido de carbono y ozono, sin mencionar el congestionamiento vial. Nuestros obreros generan basura y destrucción adicional. No sólo requerimos madera para nuestros carpinteros, sino que talamos cualquier árbol que se interponga frente a nuestro proyecto. Siempre pensamos que, después, podremos crear nuevos jardines que suplan lo que destruimos. Pero se nos olvida que un árbol tarda más de veinte años en crecer, que para que regresen las aves e insectos, que no hayamos extinguido, se requieren veces, años o toda una vida.

Ilustración 5. Los arquitectos somos culpables directos de la extinción de miles de especies, que como el rinoceronte hoy permite, podrían habernos proporcionado sus secretos y misterios.

Si los materiales y procedimientos constructivos que utilizamos actualmente son agresivos y tóxicos a nuestro planeta, los arquitectos debemos esforzarnos por buscar otra solución. En cuanto al proyecto, los edificios debe construirse siempre en aquellas partes del terreno que estén en peores condiciones, nunca sobre las más bellas, cómodas y saludables. Se debe considerar al edificio y su terreno como un solo ecosistema integral. En lo que toca la construcción, debemos usar, cada vez más, distintos tipos y niveles de prefabricación para evitar al máximo los materiales agresivos, el proceso artesanal y el desperdicio. La madera debe excluirse de la edificación (22). Para ello, debemos poner atención a los materiales novedosos que hemos analizado, para generar mejores, más limpios y eficientes procesos constructivos. Al globalizar estos nuevos procesos, los haremos accesibles en costo. Además, para diluir el daño que hemos generado, se debe considerar seriamente el reciclaje (23) como alternativa constructiva o fuente de materiales. El arquitecto debe aceptar su responsabilidad, puesto que el presente y el futuro del planeta nos lo exigen.



CITAS

(21) En 1992, la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro destacó que la pérdida de biodiversidad que sufre el planeta alcanza ya la cantidad de 20,000 especies extintas anualmente.Regresar

(22) En el mundo se destruyen anualmente más de 17 millones de hectáreas, aproximadamente la superficie del territorio japonés. En México se desforestan 600,000 hectáreas al año (una superficie mayor que el Estado de Tlaxcala).Regresar

(23) Actualmente se usa, de manera discreta, desperdicio de plásticos y metales, mezclado con resina epóxica, para fabricar bloques y laminados para la construcción en EE.UU.Regresar







D.R. © Ernesto Ocampo Ruiz, DEPI, Facultad de Arquitectura de la UNAM, México, 1996.

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